Rómulo Betancourt |
Un día como hoy del
año 1961, el Presidente Rómulo
Betancourt anuncia formalmente el rompimiento de
relaciones diplomáticas y consulares con Cuba.
Era una decisión que estaba ya decidida desde
antes de romper relaciones, pero hubo una pausa debido a razones humanitarias: cerca
de un centenar de asilados estaban asilados en nuestra Embajada, cobijados bajo
nuestra bandera. No se quería entregarlos indefensos a las represalias de un
régimen para el cual el desmán y el irrespeto a la persona humana no tenían
límites, como lo evidenciaba incuestionablemente la práctica de fusilamientos
ante “el paredón”. Una vez que México aceptó trasladar a los asilados –hombres,
mujeres y niños- a su sede diplomática, se produjo el rompimiento en la fecha
arriba especificada. El Gobierno de Venezuela no había ocultado en ningún
momento su repulsa a los métodos de fusilamientos políticos, encarcelamientos
en masa y otras barbaridades que se venían aplicando en Cuba. Además de que el
Gobierno de Coalición tenía conocimientos de la participación de Cuba en los
eventos subversivos de Venezuela, hubo muchos hechos y actitudes del gobierno
cubano que revelaban una desafiante agresividad frente a Venezuela, a sus
gobernantes y a sus instituciones democráticas.
Pero lo que ya resultó imposible de aceptar,
por la dignidad misma de la nación, fueron los exabruptos del Canciller cubano
en los cuales acusó al nuestro y al Jefe de Estado de actuar bajo los dictados
e indicaciones de potencias extranjeras, siguiendo esa “técnica” totalitaria de
acusar a otros de lo que se hace en casa. El rompimiento era la respuesta más
decorosa que podía dárseles a quienes rebasaban los límites de la tolerancia en
las relaciones internacionales. Y así se hizo.
La ruptura de relaciones diplomáticas y consulares con el gobierno cubano no modificó ni un ápice otras normas a las que Venezuela estaba celosamente apegada, como la no intervención armada en Cuba por otro país americano. Con motivo de la invasión de la Bahía de Cochinos (17 de abril de 1961), Rómulo tenía una posición firme: “Venezuela no será base de operaciones de ningún grupo que desde nuestro territorio pretenda invadir armado a Cuba. Dentro de la Organización de Estados Americanos, y en nuestro contactos bilaterales con otras cancillerías del continente, sostendremos con recia firmeza la tesis de que la invasión a Cuba por fuerzas armadas de un país americano sería la quiebra del sistema regional y el fracaso del esfuerzo de treinta años realizado para que se consagre como un principio no discutible el que los ejércitos de un país continental no pueden invadir y ocupar a otro país de América.
La ruptura de relaciones diplomáticas y consulares con el gobierno cubano no modificó ni un ápice otras normas a las que Venezuela estaba celosamente apegada, como la no intervención armada en Cuba por otro país americano. Con motivo de la invasión de la Bahía de Cochinos (17 de abril de 1961), Rómulo tenía una posición firme: “Venezuela no será base de operaciones de ningún grupo que desde nuestro territorio pretenda invadir armado a Cuba. Dentro de la Organización de Estados Americanos, y en nuestro contactos bilaterales con otras cancillerías del continente, sostendremos con recia firmeza la tesis de que la invasión a Cuba por fuerzas armadas de un país americano sería la quiebra del sistema regional y el fracaso del esfuerzo de treinta años realizado para que se consagre como un principio no discutible el que los ejércitos de un país continental no pueden invadir y ocupar a otro país de América.
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