Sarcófago de Bolívar en el Panteón Nacional |
Un
día como hoy, 13 de diciembre del año 1842, llegan a Venezuela, los restos del Libertador
Simón Bolívar.
Previo a eso, el 30 de abril de ese año 1842, el
presidente José Antonio Páez, desde su despacho y con la aprobación del
Congreso, había emitido un decreto que consta de ocho artículos, en los que se
establecía rendir honores al Libertador, aclamarlo con sus respectivos títulos
de honor y solicitar el traslado de sus cenizas a tierras venezolanas. El texto
de los artículos 2° y 6° fue: “Art. 2°: El Gobierno hará trasladar sus cenizas desde
Santa Marta a esta capital, con el decoro propio y previa participación al Gobierno
de la Nueva Granada”. Y el “Art. 6°: Sus ilustres cenizas serán depositadas en la Santa Iglesia
Metropolitana y se levantará un modesto panteón que las contenga”.
Ese
13 de diciembre de 1842, la goleta de guerra Constitución arribó al puerto de La Guaira, tras 23 días de
navegación desde Santa Marta, Colombia. Sin embargo, el desembarco de los
restos del Libertador se produjo el día 15, mientras se hacían los preparativos
para los actos oficiales a llevarse a cabo.
Se realizaron los
honores fúnebres. El día 16 de diciembre, los restos fueron trasladados en
hombros por los marineros de la goleta Constitución, escoltados por la Guardia de Honor formada
por los alumnos de la
Escuela Militar y dos compañías de milicias. El pueblo del
litoral se volcó sobre las calles y la procesión tomó el viejo camino de los
españoles en su ruta hacia Caracas, mientras las personas vitoreaban al
Libertador, estando las casas vestidas con el luto para tal ocasión.
En
la entrada de Caracas, el pueblo aguardaba por el Libertador. En hombros fue
conducido hasta el Templo de la Santísima Trinidad (hoy Panteón Nacional). Esa
noche se hizo una vigilia, mientras en los exteriores caía un torrencial
aguacero, el cual no inmutó la intención de los presentes de permanecer allí,
fieles a su sentimiento patriótico. Al día siguiente, 17 de diciembre,
aniversario del fallecimiento de Bolívar, los oficiales generales, antiguos
compañeros de armas del Libertador, condujeron el carro tirado por caballos, el
cual llevaba la urna forrada en terciopelo negro. En procesión se hizo el
traslado hasta el Templo de San Francisco, lugar asignado para los funerales y
sitio donde le fue conferido a Bolívar el título de Libertador en el año 1813.
El pueblo caraqueño se había volcado a las calles para acompañar al Libertador,
tan igual como lo había hecho cuando Bolívar entraba a Caracas después de triunfar
en alguna de sus campañas libertadoras. Las banderas de Venezuela, Nueva
Granada, Ecuador, Perú y Bolivia ondeaban a su paso. Un soberbio arco triunfal
fue el escenario para colocar la urna en una carroza asignada para tal fin.
Esperaban el Presidente de la
República, General José Antonio Páez, miembros de los Poderes
Públicos, Cuerpo Diplomático, demás autoridades y funcionarios públicos.
El
día 23 de Diciembre, nuevamente fueron trasladados los restos del Libertador
desde el Templo de San Francisco hasta la Iglesia Catedral,
al Panteón de la
Santísima Trinidad de la familia Bolívar, siendo colocados al
lado de sus padres, de su esposa María Teresa y de su hermana María Antonia.
Allí descansarían en paz.
Tras 12 años de su muerte, se cumplió el último
deseo del Libertador plasmado en su testamento: “Es mi voluntad que después de
mi fallecimiento, mis restos mortales sean depositados en la ciudad de
Caracas”.
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