Muerte del Libertador Simón Bolívar |
Un día como hoy del año 1830, a la una y siete de
la tarde (1:07 p.m.), muere en la quinta San Pedro Alejandrino, en la ciudad de
Santa Marta, Colombia, el Libertador Simón Bolívar. Tenía 47 años de edad.
Ese
día, a eso de las once de la mañana entró en estado agónico, y su médico Alejandro Próspero
Révérend escribió: "Me senté en la cabecera, teniendo en mi
mano la del Libertador, que ya no hablaba sino de modo confuso. Sus facciones
expresaban una perfecta serenidad; ningún dolor o seña de padecimiento se
reflejaban sobre su noble rostro. Cuando advertí que ya la respiración se ponía
estertorosa, y el pulso trémulo, casi insensible, y que la muerte era
inminente, me asomé a la puerta del aposento, y llamando a los generales,
edecanes y los demás que componían el séquito de Bolívar, les exclamé:
"Señores, si queréis presenciar los últimos momentos y el postrer aliento
del Libertador, ya es tiempo". Inmediatamente fue rodeado el lecho del
ilustre enfermo, y a los pocos minutos exhaló su último suspiro Simón
Bolívar...".
José Palacios, su mayordomo, llorando en
un rincón de la habitación exclamó: “¡Se me murió mi señor!”. El general
Montilla no pudo contener el llanto y exclamó: "¡Ha muerto el Sol de
Colombia!”. Desenvainó su espada y cortó el cordón del péndulo que marcaba la
hora, el cual se quedó para siempre marcando la una y siete de la tarde.
Acompañaron a Bolívar en sus últimos momentos los generales: Mariano Montilla,
José María Carreño, José Laurencio Silva, José de La Cruz Paredes, el coronel Belford Hinton Wilson, Juan Glenn, el Capitán Andrés Ibarra, Lucas Meléndez, José María Molina, Joaquín de Mier, el
doctor Manuel Pérez Romero, el doctor Próspero
Reverend, Manuel Ujueta, el notario José Catalino Noguera, su sobrino Fernando
Bolívar Tinoco y su
mayordomo José Palacios.
Bolívar había llegado
a Santa Marta el 1 de Diciembre de 1830 desde Bogotá, hospedado
inicialmente en la
Casa de la
Aduana (Antigua
Casa del Consulado Español), para luego, el 6 de diciembre ser trasladado
en berlina (carruaje tirado por caballos), a la Quinta San Pedro Alejandrino, donde finalmente moriría.
Simón Bolívar recibió
cristiana sepultura en el altar mayor de la suntuosa Catedral Basílica de Santa
Marta, y en ese sagrado recinto moraron apaciblemente, hasta Diciembre de 1842,
cuando fueron trasladados a su país de origen Venezuela, cumpliéndose así el
mandato de su Testamento.
Sus restos fueron inhumados en la cripta de la
Santísima Trinidad de la Catedral de Caracas, santuario de mucha advocación de
la familia Bolívar, que guardan las cenizas de sus padres. Allí permanecieron
en medio de plural satisfacción, hasta el definitivo traslado al Panteón
Nacional, el más alto
altar a la Patria objeto de la veneración nacional.
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